HOMENAJE A LOS CAIDOS EN DEFENSA DE LA LIBERTAD.

HOMENAJE A LOS CAIDOS EN DEFENSA DE LAS INSTITUCIONES DEMOCRATICAS Y LA LIBERTAD.

 
14 de abril en Plaza de la Bandera.

16 de abril de 2013.

La Comisión Permanente de Homenaje a los Caídos en Defensa de las Instituciones Democráticas y de la Libertad tiene el agrado de hacer llegar a ustedes las palabras leídas durante el acto del 14 de abril próximo pasado, en la Plaza de la Bandera, con nuestro cordial saludo.

14 de abril de 2013.

Palabras leídas en el acto organizado por la Comisión Permanente de Homenaje a los Caídos en Defensa de las Instituciones Democráticas y de la Libertad
En la década del 60, el Continente Americano se vio envuelto en el conflicto global más amplio de la historia de la Humanidad, que fue la Guerra Fría. Esa guerra fue fría sólo para sus dos principales protagonistas, pero muy caliente para el resto del planeta, ya que éste fue sembrado de numerosos conflictos de baja intensidad, que operaban como jugadas en el tablero de ajedrez, que el mismo fue transformado.
En ese contexto y luego de casi 10 años de acción y crecimiento, un 14 de abril de hace 41 años, quienes eran las piezas de ese ajedrez en nuestro país, decidieron que había llegado el momento del asalto final al poder y comenzaron su ofensiva con un ataque simultaneo a personas que, de una manera u otra, consideraban sus enemigos.
Ese día un representante del Poder Ejecutivo, el Sub Secretario del Interior, Prof. Armando Acosta y Lara, dos de la Policía, el Sub Comsario Oscar Delega y el Agente Carlos Alberto Leites y uno de las FFAA, el Capitán de Corbeta Ernesto Motto, cayeron bajo las balas en distintos operativos llevados a cabo en las ciudades de Montevideo y La Piedras, desatando con ello la generalización del conflicto a lo largo y ancho del país.
En ese enfrentamiento terminaron perdiendo la vida unas 70 personas de cada lado y si bien la institución que sufrió más bajas fue la policía, también murieron muchos militares y civiles. Por eso - dado que ese día cayeron también representantes de todos esos sectores de la sociedad - se determinó luego el 14 de abril como la fecha más significativa para homenajear a todos los que, en esa lucha, ofrendaron sus vidas en defensa de las instituciones democráticas y la libertad.
Y esa es la razón por la que nos encontramos reunidos hoy para dar, una vez más, nuestro tributo a esas personas y para contribuir, de alguna manera, a que nunca se les olvide, a la vez de asegurar que su muerte no haya sido en vano.
No fue este el único enfrentamiento entre orientales y mucho menos, el más sangriento, ya que basta recordar que sólo en la batalla de Tupambaé, previa a Masoller (en que terminan las guerras revolucionarias), murieron 1000 efectivos de cada bando, pero, al revés que en aquellas guerras tremendas, los rencores se han extendido en el tiempo, hasta estos días, con todo lo negativo que ello conlleva.
En efecto, en todas aquellas guerras, una vez que se alcanzaba la paz, se colgaban las lanzas, se daban un abrazo, se tomaba el arado y se comenzaba a labrar el futuro para todos los orientales.
En esta última, pese a ese bajo número de muertos de cada lado, en lugar de seguir el sabio ejemplo de nuestros ancestros, se recurrió a una lógica perversa de mantener viva la llama del rencor y el enfrentamiento que, como vemos ahora, luego de 28 años de retorno a la institucionalidad democrática, lo único que ha hecho es dividir a la sociedad y desperdiciar las energías esenciales para el desarrollo de nuestro querido país, en un enfrentamiento desgastante y sin sentido.
Cuando miramos hacia el viejo Continente y vemos países históricamente enfrentados a lo largo de los siglos en guerras terribles, que luego del último conflicto mundial, decidieron dejar atrás definitivamente sus odios, para conformar una unidad que es hoy uno de los bloques más poderosos del Mundo, sólo podemos lamentar la falta de capacidad para poder resolver una situación, que, al lado de aquella, es infinitamente menos dramática.
Por eso, creemos que hoy ya no es más tiempo de seguir hurgando en el pasado, para acusarnos los unos a los otros. Ya se han escrito ríos de tinta y se han vertido cataratas de palabras en ese sentido sin que lleguemos a nada y, sin duda, nada conseguiremos tampoco, de seguir en esta tesitura.
Por un lado tenemos unas cuantas personas que se vieron envueltas en aquellos acontecimientos, presos, debido a una aplicación de la Ley de Caducidad totalmente desafortunada desde el punto de vista jurídico, así como algunos compatriotas extraditados y presos en el extranjero, de manera tan ilegal como los anteriores. Al día de hoy casi todos ellos pasan los 70 años y algunos los 80, luego de haber dedicado una vida al servicio de la patria, con una vida social intachable.
En la otra mano, quienes iniciaron el conflicto, primero fueron amnistiados por el gobierno de turno, reparados de muy diferentes maneras y finalmente perdonados por la propia ciudadanía, que en uso de la democracia que habían intentado destruir, los llevaron al poder, para gobernar a todos los orientales.
Nadie va a cambiar el sentimiento que tiene cada uno por sus muertos, ni la convicción de que combatieron del lado correcto, sólo la historia dará su veredicto con el correr de los años, cuando las pasiones no la tiñan de parcialidad. Pero en este momento es hora de que la razón se imponga sobre esas pasiones y actuemos con la misma sabiduría de aquellos ancestros, cerrando para siempre este capítulo, que es el mejor homenaje que podemos hacerle a nuestros caídos; dejarle a nuestros hijos una Patria Democrática, Republicana y Liberal en Paz.