LA GUERRA ENTRE RUSIA Y UCRANIA. III.
Después de más de 3 meses de guerra ininterrumpida,
más 10 millones de desplazados y cerca de 30 millones de damnificados en
Ucrania, cientos de miles de muertos en ucranianos, a manos de del ejército
ruso, que ha perdido no menos de 30 mil soldados, aunque lo nieguen, la guerra
no parece tener final próximo. Los ucranianos no se van a rendir y tampoco van
a dejar que los rusos se queden con su nación.
Cuando Vladimir Putin primero mintió por meses que no iba
a invadir Ucrania, y que la concentración de soldados en su frontera era solo
maniobras militares junto con Bielorrusia, su puta de ocasión. Entonces la
madrugada del 24 de Febrero, como toda rata, sucia, inmunda y sin previo aviso,
anunció, la invasión de Ucrania, comenzó. Desde entonces millones de vida
fueron cambiados, destruidas, por la decisión de la basura de Putin.
La guerra que para los rusos está muy lejos de su
territorio, pero más temprano que tarde va llegar a sus hogares, por dejar al
mando de Rusia, por 20 años, a siniestro personaje oscuro como es Putin. Espero
sinceramente que todo lo que hoy le pasa a los pobres ucranianos, le pase a
toda Rusia, así maldigan para siempre a Putin sus secuaces.
En pleno siglo XXI, la guerra debe ser solo la último
ratio, la última razón, ante la defensa, la invasión, pero no como Putin la
concibe, como una guerra despiadada, salvaje y total destrucción.
Las sanciones de los gobiernos occidentales y castigos
económicos de las empresas, si bien afectan a la economía de Rusia, no afectan
al demente de Putin y sus objetivos bélicos, que no parece alcanzar en tiempo y
forma por la ferocidad, valentía, en la defensa de Ucrania por los ucranianos.
En
los principales centros comerciales de Moscú desaparecieron las firmas
occidentales, creando desempleo, las sanciones provocan inflación en la nación
rusa. Decenas de miles de puestos de trabajo, que antes eran estables, han
pasado a estar en riesgo en muy poco tiempo. También grandes empresas
industriales occidentales, se retiraron, a pesar de sus enormes inversiones en
Rusia.
Las multinacionales se marchaban, también lo hacían
miles de rusos que tenían los medios económicos para permitírselo, asustados por
las nuevas y severas medidas del gobierno relacionadas con la guerra, que
consideraban una caída en el totalitarismo autocrático, neo comunista de Putin,
el nuevo zar falso de todas las Rucias, o nueva URSS comunista.
Ante la imposición de un nuevo servicio militar
forzoso para alimentar su maquinaria de guerra, la juventud también se va, o se
esconden para no ir a la guerra, recién fueron juzgados más de 1000 jóvenes
rusos por desistir en ir a la guerra.
Pero huir se ha convertido en algo mucho más difícil
que antes: los 27 países de la Unión Europea, junto con Estados Unidos y
Canadá, han prohibido los vuelos hacia y desde Rusia. Llegar a la capital de
Estonia, Tallin, que antes era un destino fácil para un fin de semana largo a
90 minutos en avión desde Moscú, ahora toma 12 horas por una ruta que atraviesa
Estambul.
Tv cable, Internet y las redes sociales también se han
limitado para los rusos, por una parte por el gobierno ruso, que quiere
controlar toda información que entra a Rusia, pero también por occidente, por
el incumpliendo en los pagos de estos servicios.
En marzo, Rusia prohibió el uso de Facebook e
Instagram —aunque se puede esquivar utilizando una VPN— y cerró el acceso a
sitios web de medios de información extranjeros, como BBC; la Voz de América y
Radio Free Europe/Radio Liberty, así como la cadena alemana Deutsche Welle.
Tras la aprobación por parte de las autoridades rusas
de una ley que establece penas de hasta 15 años de cárcel para los reportes que
incluyan “noticias falsas” sobre la guerra, muchos medios de comunicación
independientes cerraron o suspendieron sus actividades, entre ellos la emisora
de radio Ekho Moskvy y Novaya Gazeta, el periódico cuyo director, Dmitry
Muratov, compartió el más reciente Premio Nobel de la Paz.
El impacto psicológico de las represiones, las
restricciones y la reducción de oportunidades podría ser elevado para el
pueblo, los rusos comunes, aunque es difícil todavía de medir.
Las consecuencias económicas todavía no se han
manifestado del todo. En los primeros días de la guerra, el rublo ruso perdió
la mitad de su valor. Pero los esfuerzos del gobierno por fortalecerlo han
elevado su valor hasta un nivel superior al que tenía antes de la invasión.
Los exportadores hacia naciones amigas de Rusia, reciben
sus ingresos en moneda extranjera, y sus pagos son en rublos. Así que entre más
fuerte sea el rublo, significa que tienen menos dinero para gastar. También se reduce
la competitividad de los exportadores rusos, porque son más caros en el
escenario mundial.
Cuando Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, lo hizo
con la aspiración de tomar el país en una ofensiva relámpago de apenas unos
días o pocas semanas. Muchos analistas occidentales también pensaron que sería
así.
Sin embargo, el conflicto cumplía el martes 24 de
Mayo, próximo pasado, ya tres meses de guerra. Moscú está atascada en lo que
cada vez se ve más como una guerra de desgaste, sin final a la vista y con
pocos éxitos en el campo de batalla.
No hubo una victoria rápida para las poderosas fuerzas
del presidente de Rusia, Putin, ni una retirada ucraniana en desbandada que
permitiera al Kremlin controlar la mayor parte del país y establecer un
gobierno títere.
En lugar de eso, las tropas rusas se quedaron trabadas
a las afueras de Kiev y otras grandes ciudades ante una firme defensa
ucraniana. Convoyes de blindados rusos se veían paralizados en largos tramos de
autopista. Las tropas se quedaban sin suministros ni gasolina y se convirtieron
en objetivos fáciles desde aire y tierra.
Tras a casi poco más de 3 meses de invasión, Rusia
prácticamente admitió el fracaso de su asalto rápido y retiró tropas de los
alrededores de Kiev para declarar como nueva prioridad la región industrial
oriental del Donbás, donde separatistas con apoyo de Moscú combaten con fuerzas
ucranianas desde 2014.
Desde luego, Rusia ha tomado extensiones considerables
de territorio en torno a la Península de Crimea, que Moscú se anexionó hace
ocho años. También ha logrado cortar el acceso ucraniano al Mar de Azov y
asegurado por fin el control del puerto clave de Mariúpol tras un asedio que
impedía a parte de sus tropas pelear en otros lugares mientras combatían a
persistentes fuerzas ucranianas atrincheradas en un enorme recinto metalúrgico.
Pero la ofensiva en el este también parece haber
perdido inercia, conforme las armas occidentales llegan a Ucrania para reforzar
a un ejército superado en potencia de fuego.
Cada día, la artillería y los aviones de combate rusos
golpean sin cesar las posiciones ucranianas en el Donbás en un intento de
romper las defensas preparadas durante el conflicto separatista.
Sólo han hecho pequeños avances, lo que refleja
claramente tanto los números insuficientes de Rusia como la resistencia
ucraniana. En un incidente reciente, los rusos perdieron cientos de tropas y
docenas de vehículos de combate en la región de Luhansk cuando intentaban
cruzar un río para construir una cabeza de puente.
“Los rusos siguen muy por detrás de donde creemos que
querían estar cuando iniciaron este nuevo esfuerzo en la parte oriental del
país”, dijo el viernes el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, que
describió los combates en el Donbás como muy dinámicos, con pequeños poblados y
localidades que cambian de manos todos los días.
En otros lugares de Ucrania, las fuerzas rusas han
atacado de forma metódica con misiles de crucero y ataques aéreos cargamentos
de armas occidentales, depósitos de munición y combustible e infraestructura
crítica, con la esperanza de debilitar la capacidad militar de Kiev y su
potencial económico.
Pero en sus esfuerzos por ganar terreno, las fuerzas
rusas también han atacado ciudades sin descanso y asediado algunas. En un
ejemplo reciente del coste de la guerra, se encontraron 200 cadáveres en un
edificio derruido en Mariúpol, según dijeron las autoridades ucranianas el
martes. Se atacó escuela, hospitales y se asesinó ciudadanos inocentes por las
fuerzas rusas, hoy Putin es acusado por la ONU de crímenes de guerra y
genocidio.
El Kremlin parece todavía tener aún un objetivo el de
aislar a Ucrania de la costa del Mar Negro desde la frontera rumana, algo que
también permitiría a Moscú construir una conexión terrestre con la región
separatista Transnistria, en Moldavia. Esta pequeña nación seria el próximo
objetivo después de Ucrania, donde hay en la frontera tropas rusas destinadas a
una posible cercana invasión en el tiempo cercano. Pero Moscú parece saber que
este objetivo no es alcanzable en este momento, con las fuerzas limitadas de
las que dispone.
Las pérdidas de Moscú la han obligado a depender cada
vez más de unidades recompuestas a toda prisa en el Donbás que sólo podrían
hacer pequeños avances.
Muchos en Ucrania y Occidente pensaban que Putin
invertiría recursos en el Donbás para lograr un triunfo decisivo para el Día de
la Victoria el 9 de mayo, cuando Moscú celebra cuando derrotó a la Alemania
nazi en la II Guerra Mundial. Rusia ha descrito falsamente la guerra como una
campaña para “desnazificar” Ucrania, un país con un presidente judío elegido de
forma democrática y que quiere estrechar lazos con Occidente.
Falsa teoría esta de desnazificar Ucrania, y tal vez
emplee el mismo término para Europa, siendo que durante décadas, desde que
asumió el poder Putin, ha destinado millones de dólares a ayudar a partidos de
derecha Europa Occidental. La verdad es que con el auge de la derecha, pretende
justificar su invasión Ucrania y a toda Europa, para liberarla, pero la vedad
es para aprisionar a toda Europa a Moscú.
Sin embargo, en lugar de una enorme campaña en el este
de Ucrania, el Kremlin optó por una serie de mini ofensivas tácticas en la
región que aspiraban a ganar terreno con rapidez para intentar rodear a las
fuerzas ucranianas. Rusia ha seguido con fuerzas limitadas, claramente
insuficientes contra las defensas ucranianas.
Una movilización masiva probablemente provocaría un
amplio descontento en Rusia, avivaría el sentimiento contra la guerra y tendría
enormes riesgos políticos. Las autoridades optaron por opciones más limitadas,
como levantar el límite actual de 40 años para los que quieran unirse al
ejército.
La falta de recursos quedó a la vista la semana pasada
con la repentina retirada rusa de zonas en torno a Járkiv. La segunda ciudad
más grande de Ucrania llevaba bajo ataque desde el principio de la guerra. Al
parecer, algunas de esas tropas fueron redirigidas al Donbás, pero no bastaron
para inclinar la balanza en el campo de batalla.
Los combates en el Donbás se han convertido cada vez
más en duelos de artillería “y podría continuar bastante tiempo sin mucho
movimiento en las líneas”, señaló.
Ucrania, por su parte, sigue recibiendo armas
occidentales, incluidos obuses y drones estadounidenses, tanques de Polonia y
otro equipamiento pesado que se envía al frente de inmediato.
El plan de Ucrania es sencillo y evidente: desgastar
todo lo posible a las fuerzas rusas en los próximos meses, ganar tiempo para
recibir armas occidentales y la instrucción sobre cómo utilizarlas, y después
lanzar una contraofensiva en el sureste.
El lento avance en el este de Ucrania ha enojado a los
más belicistas en Rusia, que advirtieron que Moscú no puede ganar si no hace
una movilización masiva y concentra todos sus recursos en un ataque decisivo.
Las autoridades ucranianas, por su parte, ganan cada
vez más confianza ante el lento avance de la ofensiva rusa y el creciente apoyo
de Occidente.
Aunque el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy,
reiteró la semana que empujar a los rusos de vuelta a sus posiciones antes de
la invasión sería una victoria, algunos sus asesores han expresado objetivos
más ambiciosos, como la posibilidad de recuperar Crimea y el Donbás.
Rusia, por su parte, parece tratar de desangrar a
Ucrania con ataques sistemáticos a suministros de combustible e
infraestructuras mientras pelea avances militares en el este. El Kremlin
también podría confiar en que Occidente pierda interés en el conflicto ante
problemas económicos y otros desafíos.
Primero occidente debe comprender la falsa teoría de
desnazificar Ucrania, y tal vez emplee el mismo término para Europa a futuro. Durante
décadas, desde que asumió el poder Putin, en el 2000, ha destinado millones de
dólares a ayudar a partidos de derecha Europa Occidental. Pero al mismo tiempo
hace buenas migas y ayuda a las naciones comunistas en todo el mundo, Cuba,
Venezuela, Corea del Norte, etc. Entonces cual es el plan, cual es la verdad,
derecha o izquierda ¿?. La verdad es que con el auge de la derecha, que él
apoya solo con dinero, pretende justificar su invasión Ucrania y después a toda
Europa, para liberarla del fascismo y nazismo, pero la vedad es para aprisionar
a toda Europa a Moscú, a Rusia, a Putin.
El problema que debe comprender todo Occidente, que la
invasión de Ucrania, hoy, como lo fue
antes de Bielorrusia, Georgia, Chechenia, etc, es solo la punta del iceberg, es
el resurgimiento del neo poder soviético comunista de Rusia, de la mano Putin y
Dimitri Medvedev.
Además de un surgimiento de China como nueva potencia
militar mundial. Un éxito de oso ruso, en Europa es la puerta a una nueva URSS,
a que China comunista vea la oportunidad de avanzar en el océano pacifico, en
toda Asia.
El triunfo de Rusia de Putin, en Ucrania, no es solo
el comienzo del fin de la Alianza Atlántica, sino de la Libertad, al Republica
y la Democracia, tal cual la conocemos.
El triunfo de Rusia, va ser una mascarada de falsa
democracia popular, república dictadura autocrática, y falsa libertad tal cual
la conciben los gobiernos de Rusia, Putin y de China comunista de Xi Xi Ping.
América, Europa, Occidente, no
debe dar un paso atrás, porque si lo hacen todos los valores occidentales,
cristianos, desaparecerían bajo las botas rusas y chinas. Todo lo único que
queda decir es Viva la Libertad, viva la Republica, Viva la Democracia, Viva
América, viva Europa, viva el mundo Libre….!!.