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ARTIGAS AL GOBERNADOR DE CORRIENTES.

"ENTRE NOSTOROS NO QUEREMOS LOBOS VESTIDOS DE PIEL DE OVEJA, POR QUE ASI NOS HACEN LA GUERRA MÁS ODIOSA. EL QUE SEA ENEMIGO, DECLARESE Y SABREMOS CONTRARRESTAR ARMAS CON ARMAS Y HOMBRES CON HOMBRES, PERO QUE A FUERZA DE INTRIGAS E INTERESES QUIERAN OSCURECER NUESTRA VIRTUD Y HACER QUE TRIUNFE LA INDIGNIDAD, ES EL DOLOR QUE HACE MUCHO TIEMPO TRASPASA MI ALMA Y POR EL CUAL ME SACRIFICO HASTA VER REINANTE LA JUSTICIA". ARTIGAS, al gobernador de Corrientes, 4 de Febrero de 1815.







EL MARXISMO COMUNISMO ES INTRISECAMENTE MALO !!

"EL COMUNISMO ES INTRÍNSECAMENTE MALO, Y NO SE PUEDE ADMITIR QUE COLABOREN CON EL COMUNISMO, EN TERRENO ALGUNO, LOS QUE QUIEREN SALVAR DE LA RUINA LA CIVILIZACIÓN CRISTIANA. CUANTO MÁS ANTIGUA Y LUMINOSA ES LA CIVILIZACIÓN CREADA POR EL CRISTIANISMO EN LAS NACIONES EN QUE EL COMUNISMO LOGRE PENETRAR, TANTO MAYOR SERÁ LA DEVASTACIÓN QUE EN ELLAS EJERCERÁ EL ODIO DEL ATEÍSMO COMUNISTA". PAPA PÍO XI.

ENTRE TODOS PACÍFICAMENTE VAMOS A TIRAR ABAJO EL MARXISMO COMUNISMO EN CUBA, COREA DEL NORTE, CHINA, EN TODO EL MUNDO, POR QUE ES LA ÚNICA SOLUCIÓN PARA LA PAZ !!. DEPUÉS CAMBIAMOS EL CAPITALISMO POR UN CRISTIANISMO MAS POSITIVO !!. ENTONCES EL MUNDO, LA HUMANIDAD SERA OTRA !!.

“EL FRÍO, EL HIELO AVANZAN EN LA TIERRA, PERO NO SOLO EN LA TIERRA, SINO EN LAS MENTES Y CORAZONES DE LOS HUMANOS. DIOS LE HA DADO UN FUEGO INEXTINGUIBLE, PERO EL HOMBRE TIENE MIEDO DE USARLO. CADA VEZ MAS ESTA RODEADO DEL FRÍO E HIELO, NO ES EL QUE ESTA AFUERA, ES EL FRÍO Y HIELO QUE ESTA DENTRO DEL CORAZÓN, ALGUIEN ENTIENDE, PERO FALTA TIEMPO PARA QUE TODOS ENTIENDAN!.

ORA ET LABORE!!!




LA PIEDRA FUNDAMENTAL....

LA PIEDRA QUE LOS CONSTRUCTORES ARQUITECTOS DESECHARON VA A SER LA BASE Y VERTICE DE TODA LA CONSTRUCCIÓN. ESTO ES ALGO MARAVILLOSO....!!.

2019.

A PARTIR DEL SEGUNDO SEMESTRE, JULIO 2019, COMIENZA PARA LA HUMANIDAD UN TIEMPO DE OSCURIDAD CADA VEZ MAS PROFUNDA HASTA EL 2040. LAS FUERZAS OSCURAS DEL ANTICRISTO, DRAGÓN ROJO, COMENZARAN A LEVANTARSE DESDE EL ORIENTE HASTA DOMINAR TODO EL PLANETA TIERRA Y LA HUMANIDAD.- DESPUES 2040 CUANDO SEA DERROTADO COMENZARAN 1000 AÑOS DE LUZ Y DE PAZ PARA TODA LA HUMANIDAD.

BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA HISPANOAMERICA.

MAYO DE 1811 - MAYO DE 2011.-

200 AÑOS DE INDEPENDENCIA.

DESCUBRIMIENTO DE AMERICA 518 AÑOS.

DESCUBRIMIENTO DE AMERICA 518 AÑOS.
CARABELAS DE COLON

lunes, 30 de agosto de 2010

LA IZQUIERDA Y EL USO DE LA DEMOCRACIA PARA DESTRUIR LA DEMOCRACIA.

La izquierda y el uso de la democracia para destruir la democracia. de Agustín Laje Arrigoni, el El Domingo, 29 de agosto de 2010 a las 15:14 Publicado en diario digital NOTIAR. Por Agustín Laje Arrigoni (*) En el marco de la histórica caída del muro de Berlín y el consiguiente fin del comunismo en la ex Unión Soviética, la descolocada y debilitada izquierda de la región resolvió allá por julio de 1990 concentrar a todos sus partidos y movimientos (incluyendo a los armados como las FARC y el ELN) en lo que denominó el “Foro de Sao Paulo”, una reunión convocada nada menos que por el gobierno cubano y el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil. El objeto de la citación era reorganizar el izquierdismo en Iberoamérica, definir nuevas estrategias para la toma del poder, y prepararse para los venideros tiempos políticos que, signados por un renovado respeto hacia la flagelada democracia, se avizoraban inexorables. Lo que salió de aquél congreso pocos lo saben, pues los informes y las declaraciones de tinte público han sido reducidos. Empero, lo indudable es que el éxito del foro fue tal, que desde su nacimiento se han consumado dieciséis reuniones en más de diez naciones latinoamericanas (la última fue en Argentina), y de su propio seno han surgido presidentes en países de la región, como el propio Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia. Cabe adicionar entre los mencionados logros de esta suerte de reorganización, los aires de renovación que oxigenaron al izquierdismo frente a la opinión pública y los mass media, y la simpatía que generaron, en consecuencia, en desprevenidos sectores de la sociedad. ¿Cuál ha sido la clave del éxito? ¿Cuáles son los fundamentos de la estrategia que los marxistas definieron e implementaron desde la primera reunión a principios de los `90? La respuesta es más fácil de lo que podría creerse: utilizar la democracia, para destruir la democracia. Que la izquierda marxista haya sido, en términos históricos, metodológicos y doctrinales, antidemocrática por naturaleza (basta con leer a sus principales teóricos para confirmarlo) no es una novedad. Valga recordar, en todo caso, que hasta hace pocas décadas desplegaba sus guerrillas por todo el continente y activaba bandas terroristas contra gobiernos democráticos con el expreso fin de derrocarlos (Argentina es una muestra cabal de ello). La lucha armada, a la sazón, configuraba el método por excelencia de acceso al poder No obstante, a raíz de los nuevos lineamientos del Foro de Sao Paulo, hoy el panorama cambió. El uso de la violencia para acabar desde afuera con el sistema (que salvo reducidas excepciones fracasó en toda la región) fue reemplazada por el uso de las instituciones del mismo sistema para carcomerlo desde adentro. Disfrazarse de demócrata es el único requisito en este sentido, y sobre tales bases descansa la estrategia izquierdista contemporánea. Así las cosas, una vez alcanzado el poder mediante formas legítimas, se procede a desbaratar el sistema político por el cual el marxista accedió a su mandato. Para ello se comienza reformando (más precisamente deformando) a las Fuerzas Armadas y persiguiendo a los componentes castrenses que podrían causar dolor de cabeza en las próximas fases del proyecto de descomposición. En Venezuela, la inyección ideológica y el adoctrinamiento al sector militar fue una de las formas, mientras que en nuestro país la persecución jurídica contra quienes combatieron al terrorismo en los `70, sumado a la debilitación de la institución a través de políticas deliberadamente desfavorables impulsadas por el Ministerio de Defensa, fueron los caminos escogidos. Acto seguido, será dable enfrentar y neutralizar otros sectores de la sociedad que podrían eventualmente reaccionar contra las políticas antidemocráticas que se proseguirán. Ejemplo de ello es la Iglesia Católica (en Argentina sobran muestras) y partidos opositores (verbigracia, la llamada “masacre de Pando” en Bolivia, perpetrada por Evo Morales a los fines de encarcelar oponentes políticos). Con esta situación controlada, el izquierdista centra sus esfuerzos en destruir las formas republicanas de gobierno y controlar a la postre el Poder Judicial. Así lo hizo por ejemplo el kirchnerismo en sus primeros tiempos al derrocar jueces de la Corte Suprema de Justicia que no le eran funcionales, y sustituirlos por subordinados inmediatos. Para ello no precisó de ningún grupo armado, sino que fue tan fácil como abusar de “cadena nacional” y amenazar a los magistrados con iniciarles “juicio político” desde el Congreso (que ya estaba bajo su dominio). Efectuados los movimientos antedichos, y dependiendo de la coyuntura política interna, los izquierdistas escogen el momento indicado para poner en marcha sus planes de perpetuarse en el mando, destruyendo el sistema democrático entendido ya no como una simple forma de acceso al poder, sino como la rotación y renovación periódica de personas, proyectos políticos e ideas, en un marco de libertad y equilibrio de los poderes públicos. Sucede que la izquierda concibe a la democracia no como un sistema de gobierno, sino como una mera táctica para imponer el autoritarismo. Pero como la libertad suele tornarse en seria complicación para la concreción del proyecto izquierdista, es necesario también coartarla. De este modo, la libertad económica es puesta en jaque a través de un creciente y asfixiante intervencionismo, al tiempo que el control de los medios de comunicación se constituye en el objetivo más codiciado del mandón de turno. En efecto, el mandamás desata una guerra contra todo el periodismo que no es adicto a sus caprichos, primero practicando la censura de manera más o menos embozada, para luego arrasar con toda la prensa independiente expropiándola para sí mismo (tal como ocurrió en Venezuela y está ocurriendo en Argentina). No se trata sólo de acallar voces contrarias, sino también de imponer artificialmente voces favorables. Se trata, en rigor, de que la sociedad no tenga la libertad de informarse sino únicamente con el discurso oficial. Adoctrinamiento puro, en otras palabras, que contribuye a la eternización en el poder del izquierdista en cuestión. En esta instancia, la democracia se encuentra totalmente colapsada, ya no como derivación de un golpe de Estado o una revolución armada tal como ocurría en el siglo pasado, sino como efecto de sus propias debilidades aprovechadas y explotadas por el llamado “socialismo del Siglo XXI”. Estos pasos se han seguido, al menos parcialmente, en todos los países de la región que mantienen estrechas relaciones con el Foro de Sao Paulo, entre los que se encuentra la Argentina. Se equivocan, pues, quienes continúan sosteniendo que estamos corriendo el riesgo de parecernos a Hugo Chávez. En rigor de verdad, estamos siguiendo de manera sistemática sus pasos a pie juntillas, encaminándonos inexorablemente a imitar el modelo dictatorial revestido de demócrata que impera en Venezuela. El error de nuestras sociedades, acaso, fue el de consumir el nuevo disfraz democrático que vendieron aquellos que siempre odiaron y combatieron a la democracia y la libertad. (*) El autor tiene 21 años, es estudiante universitario, columnista de diversos medios y autor de numerosos trabajos de investigación sobre los años `70. Recientemente cursó estudios de terrorismo y contrainsurgencia en el exterior. Actualmente se encuentra culminando su primer libro sobre la materia. agustin_laje@yahoo.com.ar Gentileza para NOTIAR http://es-la.facebook.com/aguslaje o/// Javier Díaz.- HACE MUCHOS AÑOS ESTO MISMO DIJIMOS OTROS JOVENES Y NO TAN JOVENES A LOS POLÍTICOS DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES, PERO COMO HACIA POCOS AÑOS QUE SE HABIA CAIDO EL MURO DE BERLIN, NOS MIRARON COMO RIENDOSE DE NOSOTROS. BAJO LAS PRESIONES DE....

sábado, 28 de agosto de 2010

SI POR ALGO SERÁ, QUE ASÍ SEA.

TOMANDOME LA LIBERTAD Y EL ATREVIMIENTO EN ESTA PAGINA DE TRANSCRIBIR UN TEXTO DE UN AMIGO EL CUAL TIENE UNA GRAN INTELIGENCIA PARA VER EL FUTURO Y ENTENDERLO LES DEJO ESTAS PALABRAS ESCRITAS POR ÉL. Si por algo será, que así sea, Mientras no se entienda que la cultura debe fundarse y refundarse en el Logos, en el Dabar, en La Palabra que no pasa; si no se escucha esta palabra que habló una vez y para siempre en la plenitud de los tiempos, si no se responde afirmativamente a su llamado, si la inteligencia no oye a la Tradición que sigue hablando; no surgirán, por más esfuerzo que haga la razón, más que otras alternativas también relativas y por ende funcionales al pensamiento revolucionario que desde hace al menos tres siglos se viene perpetrando, hasta hacerse dominante y casi hegemónico. El discurso de la mera razón no encontrará la palabra verdadera para bien decir, será siempre insustancial, sin ser, nunca podrá decir que el pan es pan y el vino vino, seguirá por el camino falso del devenir, del fluir en el dédalo de su propia soberbia antropocéntrica. La palabra no está perdida, como proclama el esoterismo, en ningún saber primordial oculto; está allí desde la eternidad, en la fuente de toda Verdad, Bien y Belleza; en "la Cruz que permanece mientras el mundo cambia", como bien dice el autor del artículo que sigue. La lucha cultural contrarrevolucionaria, librada solamente desde la precariedad de lo antropológico y de lo sociológico, será una lucha perdida desde el principio; o mejor... por falta de este. Con mis mejores intenciones y ánimo para los hermanos, camaradas y amigos a quienes reenvío el artículo sobre la batalla en el lenguaje, el cual me inspiró esta breve reflexión. Si por algo será, que así sea. Coronel José Carlos Araújo ¡Salve! El lenguaje es discriminatorio: ¿y qué? Por Juan Carlos Monedero (h), desde Bs. As., Argentina. "Discriminar es distinguir.Y confundir es lo contrario de distinguir..., no discriminar equivale a confundir. La bandera de la no discriminación es la bandera de la confusión..."

martes, 24 de agosto de 2010

EL LENGUAJE ES DISCRIMINATORIO: ¿Y QUÉ?.

El lenguaje es discriminatorio: ¿y qué?

La cruz permanece mientras el mundo cambia
Autor: Juan Carlos Monedero | Fuente: Catholic.net


Discriminar es distinguir. Y confundir es lo contrario de distinguir

Por ende, no discriminar -como machaconamente se nos insiste- equivale a confundir. La bandera de la no discriminación es la bandera de la confusión.

Guste o no, es así. Sólo en una segunda acepción -tal como registra la Real Academia Española- discriminar significa “Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.”. Y esto sería discriminar injustamente; lo que especifica a la discriminación como reprobable es su injusticia. Hoy padecemos la deliberada hipertrofia de la segunda acepción de esta palabra, que ha desplazado su sentido propio y exacto.


El lenguaje es discriminatorio. Veamos por qué

En su formidable libro La rebelión de la Nada, Enrique Díaz Araujo desenmascara entre otros a Paulo Freire. Este ideólogo de la educación y agitador social proponía entre otras maravillas disminuir la cantidad de palabras generadoras: 15 en lugar de 80.

“¿Se dan cuenta? Siempre se había pensado que la cultura consistía en aprender más cosas. Freire ha descubierto que su esencia está en aprender menos cosas. Ha invertido el signo de todas las civilizaciones que el mundo ha conocido.

La revolución copernicana producida por Freire y llamada ´Revolución Cultural´ supone una simplificación magnífica: antes había que aprender no menos de 80 palabras generadoras; ahora con 15 basta. ¿Basta para qué? ¡Ah, ese es otro asunto! Basta para ser un cuasi-semi-analfabeto” (1).

Si en la palabra yace la cosa, disminuir la cantidad de palabras es... ¿Hacer decrecer las cosas? ¿Destruirlas? ¿Modificarlas en su esencia? Imposible.

Pero disminuir la cantidad de palabras equivale a impedir que la inteligencia vea, comprenda, entienda, aprenda, capte lo que las cosas son.


Cada palabra porta una llama. Cada una de ellas irradia una lux propia en nuestra natural oscuridad

Decir una palabra puede compararse con encender un fuego, lo cual ocurre primero en la mente y casi inmediatamente en nuestros labios; al ser pronunciada la palabra, comienzan a “aparecer” las cosas “que estaban ahí”, junto a nosotros, pero a oscuras: se las puede designar, señalar, nombrar. El nombre es arquetipo de la cosa, enseñó Platón. Cada palabra, distinta de otra, denota por lo mismo una cosa distinta de otra. La riqueza del lenguaje sigue a la riqueza del ser.


El lenguaje porta, lleva, carga, conduce el ser

Si lo anterior es cierto, no hay diferencia entre eliminar del uso común una palabra y apagar una luz, tal como lo difundió Paulo Freire. Por cada palabra arrancada de nuestra lengua, una luz menos. Y por cada luz apagada, algo real que desaparece de nuestra consideración. “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente”, afirmó Wittgenstein.

Cuidadosamente omitidos, existen términos que están cayendo en un intencional desuso. Esto ha quedado patente en la actual polémica en nuestro país respecto del “matrimonio” entre personas del mismo sexo. Pensemos por ejemplo en aquellas palabras que involucran de suyo una reprobación moral de la homosexualidad: «antinaturaleza», «contranaturaleza», «perversión», «desorden», etc. Incluso muchos que reprobaron y reprueban esta ley omitían la pronunciación de estos vocablos.

¿Resultado?: el olvido de la realidad o -por lo menos- la fragilidad de su arraigo en nuestras mentes. Las cosas siguen ahí, es cierto, pero nosotros no logramos ya pronunciarlas. Este flagelo se hace patente en la incapacidad para designar las cosas según sus diferencias, por un lado, y en la conocida impotencia de muchos para reprobar lo malo y ponderar lo bueno sólida y firmemente, debido a una carencia de la adjetivación.

Estamos siendo testigos de este empobrecimiento deliberado de nuestras inteligencias. Nuestro estómago se nutre bien, pero nuestra inteligencia está siendo subalimentada. Ya no abrevamos en lo esencial de las cosas -en aquello que las configura como sustancia- sino en sus accidentes. Más que pensamiento débil, actualmente padecemos el castigo del pensamiento anoréxico.


Ahora, pongámonos en los zapatos del ideólogo

Si yo quiero que la gente pierda la capacidad de distinguir lo normal de lo anormal, lo verdadero de lo falso, la naturaleza de la contranaturaleza, lo bueno de lo malo, la virtud del vicio; si yo quiero aniquilar estas diferencias -siéndome imposible hacerlo en la realidad misma-, lo más que puedo hacer es borrarlas de las mentes, a través de la constante omisión de las palabras que verdaderamente significan y nos llevan a las cosas.

Para ello, debo refundar el idioma. Reelaborarlo, según la idea de hombre que quiero construir.

Debo enterrar aquellas palabras cuya sola mención supone de suyo lo Absoluto. Sepultar los vocablos bien y mal, virtud y vicio, gracia y pecado, verdadero y falso, justo e injusto, etc. Todos ellos comportan un Principio que me niego a admitir: si juzgo algo y afirmo “esto es bueno” o “esto es verdadero”, ingreso inevitablemente en el terreno metafísico. Lo mismo se diga de la justicia y la virtud: la sola pronunciación de estas palabras me coloca en la incómoda atmósfera de las verdades perennes.

A lo sumo podré tolerar que se las mencionen siempre y cuando el tono, la atmósfera y las circunstancias que las rodean sean lo suficientemente frívolas como para que nadie sospeche que me he tomado el atrevimiento de hacer un juicio de carácter absoluto.

Por eso, debo criminalizar la Verdad. Que Ella sea demonizada, que su sola mención mueva a la indignación, a la crispación, al escándalo. Que pronunciarla sea un delito.

Enterradas estas palabras, debo conseguir que únicamente subsistan otras, las imprecisas. Aquellas que no suponen una inteligencia en contacto directo con la realidad -una inteligencia metafísica, con vocación para el ser, con apetito del ente, con deseo de admiración-, sino una inteligencia que puede rodear cómodamente las cosas sin penetrarlas jamás, que habite en sus accidentes sin tocar sus esencias. De ahí que todo deba ser juzgado en estos términos: conveniente/ inconveniente; popular/impopular; moderno/antiguo; moderado/intransigente; mayoritario/ minoritario; tolerante/fanático; constitucional/anticonstitucional.
¿Dónde está la trampa? En que todos estos adjetivos pueden convenir indistintamente tanto a la verdad como al error.


Pero como ideólogo no puedo decir frontalmente que busco estos objetivos

¿Qué debo hacer? Acusar a quienes defienden el Orden Natural de mantener este discurso de forma interesada. No atacar sus argumentos, sino su persona. A través de una constante repetición, mi objetivo es lograr que la gente se olvide de la realidad que está en juego detrás de las palabras.

Debo convencer a mi auditorio de que conozco las intenciones ocultas de mis adversarios, de que sé perfectamente que aunque verbalmente aduzcan motivaciones altruistas, en el fondo, por más que ellos lo nieguen, desean mantener el control, el poder, la dominación.

Debo lograr enlodar a priori su autoridad moral, para que la gente ni bien escuche su argumentación piense: “ellos dicen estas cosas como pretexto y justificación de alguna superioridad económica o bienestar material”.

En una palabra, ejercitando el discurso marxista, debo acusar a mis enemigos de intentar imponer una superestructura de dominación -en este caso, el Orden Natural- a través del lenguaje: “la palabra sigue siendo privilegio de los mismos grupos de poder”, dijo en La Nación Adriana Amado, el 28 de julio (2).

En efecto, ¿por qué creerles a los defensores “del orden natural”, si en el fondo -como afirma el cassette pro homosexualista- son unos mentirosos que buscan mantener sus cómodos privilegios económicos, sus autoritarias estructuras de poder? Y si ellos negaran tales motivaciones, ¿puede esperarse que los mentirosos digan la verdad?

“Si un hombre dice (por ejemplo) que los hombres conspiran contra él, no se le puede discutir más que diciendo que todos los hombres niegan ser conspiradores; que es exactamente lo que harían los conspiradores” (3).

He aquí la fabulosa petición de principio, punto de encuentro de víctimas y victimarios. Chesterton la calificaba de locura. Y por eso no proponía “discutirla” como una herejía, sino “quebrarla” como un encantamiento: “Curar a un hombre no es discutir con un filósofo, es arrojar un demonio”.

El activismo pro homosexual pretende embarrar la causa de la Verdad. Permanentemente lucubra hipótesis respecto a las intenciones personales de sus adversarios. Sus cuadros son especialistas en convertir en odiosas todas las cosas buenas: las enlodan mirándolas según su propia mediocridad.

La pequeñez más lacerante que padece esta ideología es no alcanzar a aceptar la posibilidad del desinterés, del altruismo y heroísmo, imitando la posición sartreana que no veía en el amor sino un disfraz del masoquismo o bien del sadomasoquismo.

Si Sartre sospecha del amor y busca mancharlo, los ideólogos actuales -con la misma pervertida mentalidad- convierten en odioso el Orden Natural, rociándolo con sus envenenadas palabras, a fin de impedir que los bienintencionados descubran la realidad de las cosas.

En algo tienen razón estos sofistas: el lenguaje discrimina. El lenguaje -el verdadero, el que ellos pretenden empobrecer y derrumbar- efectivamente discrimina. Distingue. Diferencia. Demarca. Separa. Divide. Y si su objetivo es confundir, un lenguaje que discrimina no les conviene.

Una manzana no es una pera. Matar en defensa propia no es asesinar. Cobrar un impuesto justo no es un robo. Y un matrimonio no es entre personas del mismo sexo.

Pero, ¿cómo desarticular la acusación según la cual nosotros consideramos a la homosexualidad como enfermedad, como antinaturaleza, movidos exclusivamente por turbulentos intereses económicos? ¿Cómo probar que no estamos interesados en mantener ninguna estructura de poder al defender la Verdad?


Se prueba observando una realidad

Hoy el poder lo tienen ellos. Por eso tuvieron el poder como para pedir en octubre del 2009 el relevo del Presidente de la Asamblea General de la ONU, Alí Abdussalam Treki, que se manifestó contrario a la promoción de su ideología (4); por eso tienen el poder para remover un video de “Youtube” donde podía verse cómo un sacerdote de 84 años era detenido por la policía mientras portaba una cruz, al mismo tiempo que los activistas “pro gay” incurrían en los comportamientos propios de los endemoniados, insultando y befando al Santo Padre y a la Iglesia, sin recibir la más mínima sanción (5); por eso cuentan con el apoyo incondicional del gigante informático IBM; por eso presionaron -y lo obtuvieron- a la Real Academia Española para cambiar los significados de su diccionario, puesto que los consideraban “anacrónicos y discriminatorios” (6).

Pues bien, así trabaja el activismo pro homosexualista: para derribar una supuesta superestructura de dominación, erige la propia.

Vivir en el seno de la contradicción no es sino tomar a la hipocresía como método. El colmo de ésta es acusar al adversario de lo que en los hechos uno mismo realiza.


En el principio era el Logos (Jn. 1,1)

La ideología pro homosexualista odia el Logos y lo combate. Como no puede vencerlo en sí mismo, lo vulnera en su imagen: el intelecto humano.

La guerra al logos participado es la continuación de la guerra al Logos Imparticipado. Nos están colonizando con palabras. Y no nos damos cuenta. Por eso el 22 de julio de 2010, al publicar en el Boletín Oficial la modificación del Código Civil a efectos de legalizar el “matrimonio” homosexual, Cristina Fernández de Kirchner afirmó: “no hemos promulgado una ley, hemos promulgado una construcción social”.

Pero los sofistas modernos tienen un punto débil. Terrible y mortal para ellos, si nos damos cuenta: su supremo interés por eliminar estas palabras nos indica cuál es el principal elemento a defender. Lo que más desean, eso es lo que nosotros debemos primero custodiar. Lo que ellos desean prohibir es exactamente lo que tenemos que hacer.


Donde está la solución, está el peligro

Ordinariamente vemos únicamente el peligro, la persecución, el odio furibundo de estos embaucadores; sin advertir que la virulencia con que ellos nos replican no es sino el disfraz de su propio temor a ser desenmascarados. Este peligro que nos acecha al mencionar las palabras que precisamente ellos desean omitir, no es sino el enrejado que recubre y protege la solución. Su debilidad.

Y si nosotros nos hacemos de la solución, ellos están perdidos.

¿Y cuál es?


La solución es la palabra. La verdadera

Pronunciemos la palabra que juzga metafísicamente, con criterios absolutos: la palabra que no se apoya en construcciones históricas convencionales, ni en modas pasajeras. La palabra que refleja el ser, no su interpretación; la palabra que permanece, no la que evoluciona; la palabra que define, no la que halaga o confunde.

Dejemos de naufragar en los accidentes -objeto de la Sofística- y afirmemos lo esencial, la definición de las cosas, el numen, el arquetipo.

La solución última es la palabra en tanto vehículo de realidades metafísicas, por encima del cambio, independiente de los horizontes culturales, de los puntos de vista. Y esta palabra no puede ser sino el reflejo de la Palabra, Dios mismo. Por eso Ernest Hello ha dicho magníficamente:

“Afirmar es el acto inicial de la palabra. Todo verbo contiene el verbo ser. Toda palabra tiene a Dios por sostén. El que es, es el fundamento del discurso” (7).


La cruz permanece mientras el mundo cambia

En el crucifijo yace -aunque el laicismo en Europa pretenda retirarlo- el Crucificado, Logos Eterno y Verbo Increado del Padre: Nuestro Señor Jesucristo. Testigo Supremo de lo que no cambia en un mundo que cambia constantemente.

juancarlosm_82@hotmail.com



(1)Enrique Díaz Araujo. La Rebelión de la Nada o los ideólogos de la subversión cultural, Cruz y Fierro, Buenos Aires, 1984, págs. 202-203.

(2)http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1288952

(3)Chesterton. Ortodoxia, Excelsa, Buenos Aires, 1943, págs. 26-27.

(4)http://www.datum.org.ar/?p=2751

(5)http://www.datum.org.ar/?p=2006#more-2006

(6) http://www.publico.es/espana/277304/rae/gays/diccionario

(7)Ernest Hello. Palabras de Dios. Reflexiones sobre algunos textos sagrados, Difusión, Buenos Aires, pág. 92.

lunes, 23 de agosto de 2010

LA FALACIA DEL SISTEMA MUNDIAL ACTUAL.

FALSA OPOSICIÓN ENTRE CAPITALISMO Y SOCIALISMO, IZQUIERDA MARXISTA COMUNISTA Y LIBERALISMO.
LA FALACIA DEL SISTEMA MUNDIAL ACTUAL.


La vida política nos pone a elegir no entre opuestos de la teoría sino entre lo que se nos ofrece o impone y esto no es ideal, es real, es decir, es entre lo malo y lo menos malo. Así tener que elegir entre un candidato u otro es una situación trágica. Elegimos entre uno de los dos porque no tenemos opción. Elegir es no tener opción. La democracia es elegir a alguien porque no tenemos una opción distinta.
Las elecciones verdaderas están fuera de nosotros, ya han sido tomadas, por el sistema, nosotros elegimos entre lo que ya ha sido elegido por el sistema. Elegir lo elegido es también elegir pero de una forma muy relativa. No podemos elegir entre la verdad y la mentira porque la verdad que nos ofrecen es una ficción y la mentira una imposibilidad ontológica. En política, cuando tenemos que elegir entre un candidato marxista y otro liberal, No estamos eligiendo entre el bien y el mal porque el mal se mezcla con el bien en ambos casos; siempre elegimos las dos cosas a la vez. Cuando tenemos el control de la TV, elegimos lo que nos ofrece la TV. Quizás la única elección real es elegir no ver TV. Por lo tanto la negatividad es la elección auténtica. Elegir es no elegir. Sin embargo socialmente, todo está dado en el mundo actual, en sistema actual, para vivir en la ilusión de la elección. Elegimos una carrera universitaria pero dentro de un mundo con una determinada orientación. Estamos eligiendo dentro de algo que no hemos elegido, es decir, la elección es un imperativo dentro de un mundo en que no podemos decidir sobre lo más importante, elegir distinto de lo que ofrece el sistema. Es así como solo se puede elegir entre candidatos confirmados por el sistema, sean liberales o marxistas, en apariencia, contrarios al sistema, pero en verdad solo se puede elegir entre aquellos candidatos “bendecidos”, “aprobados”, para estar en el sistema. Si un candidato no es apto para el sistema, será destruido por el sistema, esta destrucción será aprobada por los otros candidatos aptos para el sistema, aún cuando se crea que uno de estos candidatos es contrario al sistema, todo esto es apariencia, por que si fuera en verdad contrario al sistema, sería destruido inmediatamente.
La falacia, la falsa oposición de los opuestos coloca al Liberalismo Capitalismo a un lado y el Socialismo Marxismo Comunismo en otro lado, sin embargo la estructura fundamental de la economía capitalista queda intacta, lo mismo que la noción de desarrollo, por consiguiente la institucionalidad y el ejercicio del poder son simplemente maquillados, mientras el socialista va a requerir de una institucionalidad más fuerte que la usada por el capitalista liberal para obtener los mismos productos (China comunista ahora es 2a. Potencia Mundial Económica y Militar, en el preciso momento en que su economía es más que capitalista liberal, aun cuando su gobierno es marxista comunista, que paradoja!!). La Economía sigue anclada en lo manifestado anteriormente: el valor de uso y el valor de cambio. El desarrollo sigue siendo lineal. La institucionalidad es ordenada y adquiere una mayor fuerza, en consecuencia los rasgos de colonialismo son más evidentes que antes. El ejercicio de poder no es reformado porque la eficacia le impide entregar o delegar poder popular.

En la izquierda hay una mala conciencia y mala memoria cuando están obligados a aceptar que algunas de las cosas dichas por la derecha son verdad.

En efecto, la izquierda termina pareciéndose a aquello que quiere combatir, el liberalismo. Es esta la falsa oposición, el problema es que no pueden ver – la izquierda - que cada día se parece más a aquello que busca combatir, pues lo que está al otro lado, parece que simplemente estar fuera.

Para la izquierda marxista comunista, la preocupación máxima no será en tener resultados sino en presentar resultados.

Luchan por la oposición entre Liberalismo y Socialismo, mientras sacralizan el capitalismo. Los falsos opuestos, marxismo y liberalismo, terminan siendo un distractor para dejar pasar un tipo de desarrollo y de economía devastadora a nivel mundial. En cierto sentido, las confesiones ideológicas son casi intrascendentes cuando no estamos dispuestos a discutir una serie de finalidades que son más que preocupantes para la vida de la civilización y el planeta.

Salir de la política de estos falsos opuestos es mas que necesario, el desafío es escapar de los estos falsos opuestos en los cuales hay evidentes identificaciones no queridas en los políticos actuales. Ciertamente estos falsos opuestos necesitan una confesión hacia la gente, el pueblo, las naciones, pero en las prácticas se debilita, para seguir en apariencia en oposición.

Las posibles salidas pueden ser colocarnos en una tercera o cuata posición, inventarnos en una discusión más, que multiplique con nuevas ideas, una nueva republica, una nueva sociedad, que le de un nuevo significarse no en su imagen sino en su ética, religión, política, economía, etc.

El marxismo y liberalismo, están centrados en como mejor repartir la riqueza para cambiar la sociedad.

Tal vez debería primero cambiar la sociedad, las mentes, los corazones, los pensamientos, las almas de la sociedad, la cultura, para que después sea más fácil repartir las riquezas.

Tal vez es tan simple como la frase de Jesús: “buscar primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás será dado por añadidura”.

Entonces para crear esta nueva republica, esta nueva sociedad, deberíamos comenzar por reconocer estos falsos opuestos del liberalismo y del marxismo, y después comenzar a buscar una cuarta vía de gobierno que nos lleve a un mundo mejor.