TUPAMAROS I. LA GUERRILLA MARXISTA COMUNISTA Y TUPAMARA.

TUPAMAROS I.  

La Guerrilla Marxista Tupamara.

En el año 1959 se produjo la Revolución Cubana, lo que tendría fuertes consecuencias en los hechos que acontecerí¬an en la década siguiente. El historiador británico Eric J. Hobsbawn -de filiación marxista- en su obra "Historia del S. XX" afirmó: "esa revolución arrastró tras de sí, en toda América Latina, a grupos de jóvenes entusiastas que se lanzaron a unas luchas de guerrillas condenadas de antemano al fracaso, bajo la bandera de fidel, de Trostsky y de Mao".

 (1) Alfonso Lessa, un estudioso y analista del fenómeno de la guerrilla tupamara, indica: "A menudo se enfoca el análisis del movimiento armado uruguayo en sus momentos de apogeo sobre fines de los 60 y principios de los 70 -en los duros gobiernos de Jorge Pacheco Areco y Juan María Bordaberry- ; pero en realidad empezó a actuar a comienzos de los 60, en un paí¬s polí¬ticamente muy diferente al que sobrevino con la violencia política de uno y otro signo".

 (2). Entre 1958 y 1966 existieron dos gobiernos del Partido Nacional, electos democráticamente en elecciones intachables, dos gobiernos de Colegiado (sistema de gobierno colectivo en el cual rotaban los presidentes). Fue en 1962, durante el Segundo Colegiado blanco (y no en la época de Pacheco, como afirman algunos historiadores) que se creó el llamado "Grupo Coordinador" u "Organismo Coordinador", a instancias de Jorge Manera Lluveras y otros militantes del Partido Socialista de tendencia radical Este era un grupo de "autodefensa", al que poco después se unirí¬an otros grupos radicales de izquierda. Entre los fundadores se encontraban Raúl Sendic (socialista procubano y trotzkysta), Carlos Mejías Collazo (anarquista), Eleuterio Fernández Huidobro (socialista de raí¬z blanca), Mario Robaina y Carlos Flores (los tres del Movimiento de Apoyo al Campesino o MAC, procastrista), Jorge Zabalza (de raí¬ces nacionalistas), Mauricio Rosencof (Unión de Juventudes Comunistas o UJC), Julio Marenales (socialista), Washington Rodríguez Belletti (del MIR o Movimiento de Izquierda Revolucionaria); Gerardo Gatti (de la FAU o Federación Anarquista del Uruguay) y Ruben Navillat (independiente). La tesis de este grupo radical es que la lucha armada es la única forma de acceder al poder. Citando nuevamente a Lessa, he aquí las palabras de un tupamaro entrevistado por la periodista María Esther Gilio (La Guerrilla Tupamara; publicado en La Habana, en 1980) en 1968, en el penal de Punta Carretas: "Eramos un puñadito de entusiastas... Sabíamos que habí¬a dos o tres cosas que querí¬amos ¿pero ud. cree que teníamos una noción clara del camino a recorrer, de que esto que está ahora ocurriendo era posible?".

 (3). Y continúa: "Teníamos clara la necesidad de la lucha armada (...) cuando fue evidente que toda otra forma de lucha tenía que estar supeditada a aquella" (Idem) Aquí los "entusiastas" desoyeron las recomendaciones del mismo Che Guevara, que el 17 de agosto de 1961 habló en el Paraninfo de la Universidad de la República. Lo que dijo merece ser citado, pues así como o dijo fue olvidado: "Tengo las pretensiones personales de decir que conozco a América, y que cada uno de sus países, en alguna forma, los he visitado, y puedo asegurarles que en nuestra América, en las condiciones actuales, no se da un país donde, como en Uruguay, se permitan las manifestaciones de las ideas. "Se tendrá una manera de pensar u otra, y es lógico; y yo sé que los miembros del Gobierno de Uruguay no están de acuerdo con nuestras ideas. Sin embargo, nos permiten la expresión de estas ideas aquí¬ en la Universidad y en el territorio del país que está que bajo el gobierno uruguayo. De tal forma que eso es algo que no se logra ni mucho menos, en los países de América. "Ustedes tienen algo que hay que cuidar, que es precisamente la posibilidad de avanzar por cauces democráticos hasta donde se pueda ir, de ir creando esas condiciones que todos esperamos que algún día se logren en América (...) No en todos lados sucederá igual -sin derramar sangre- , sin que se produzca nada de lo que se produjo en Cuba, que es que cuando se empieza el primer disparo, nunca se sabe cuándo será el último (...)".

 (4). Luego de este discurso, dice Eleuterio Fernández Huidobro, en una entrevista con Lessa: "[El Che dio] un excelente discurso en el que nos dijo a todos los uruguayos que estábamos allí, de izquierda, que éramos pocos -la izquierda era chiquita- que acá no había condiciones para la lucha armada, que éste era un país con legalidad y que mientras hubiera incluso un poco de legalidad, había que desarrollar la lucha por el terreno de la paz. Y cuando salió de ese discurso, le hicieron el único atentado que le hicieron en su vida al Che Guevara; casi lo matan (...) Quiere decir que la derecha uruguaya le contestó con pólvora al Che Guevara diciéndole que sí, que había condiciones para la lucha armada, aunque hubiera legalidad (...) Demostró por lo menos, el Che, ser un poco ingenuo" .

(5). Respecto a estas afirmaciones de Huidobro debe decirse que un libro reciente de Raúl Vallarino (Expediente Nardone; La CIA en Uruguay) se indica que el atentado, que terminó con la muerte del profesor Arbelio Ramírez iba dirigido contra Ramírez y no contra el Che y fue muy posiblemente efectuado por agentes de la KGB que operaban en Uruguay. Dice Vallarino, citando al Comisario Inspector Alejandro Otero: "... pienso que la bala iba destinada al profesor ramírez y que logró su efecto. Yo creo que quien le pegó a Ramírez, fue porque decidió pegarle a Ramírez y no por que le tiró a Guevara [que estaba a muchos metros de distancia] ... que es la idea básica que se manejó permanentemente. "Si la CIA quería matar al Che en Uruguay, lo podría haber hecho con mayor facilidad en otros lugares donde estuvo expuesto durante su permanencia de varios días en el país".

 (6) Seguramente pues, se trató de un ajuste de cuentas, que la KGB capitalizó contra la CIA y que el PCU repitió dócilmente. De modo que fue para combatir contra esta supuesta "derecha organizada" que se creó el "Coordinador" que luego engendraría a los Tupamaros. Pero: ¿existió realmente esa derecha que Fernández Huidobro demoniza? Cito el trabajo de los especialistas Pablo da Silveira, Francisco Faig, Félix Luna, Enrique Mena Segarra y Martín Peixoto: "Decir que la violencia organizada de izquierda nació como respuesta a la violencia organizada de derecha es, en el mejor de los casos, el resultado de una ilusión óptica: como los actos de la izquierda violenta organizada siguieron a alguno actos violentos provenientes de la derecha, se asume que estos últimos también fueron obra de organizaciones permanentes. Y como años más tarde existió una violencia organizada desde la derecha, se crea la ilusión de que ese fenómeno fue una prolongación de los hechos ocurridos a principios de la década [del 60]. "La verdad histórica es que cuando el 31 de julio de 1963 los futuros fundadores del MLN robaron armas en el Tiro Suizo de Nueva Helvecia, el país asistió a un hecho nuevo: por primera vez, una organización clandestina que había decidido usar usar la violencia como método político cometía un acto ilegal con el propósito de armarse (...) Afirmar que esa acción se realizó para enfrentar a organizaciones de derecha es insostenible a partir de la evidencia disponible. Una prueba complementaria es que, en los años siguientes, la guerrilla de izquierda realizó muchas acciones, pero ninguna de ellas estuvo dirigida contra una organización violenta de la derecha. No lo hizo porque, durante los años inmediatos siguientes, esas organizaciones no existían".

 (7) Una segunda tesis fue propuesta por Fernández Huidobro en su "Historia de los Tupamaros": la idea de oponerse a un intento de golpe de estado promovido por la derecha. Dice Fernández Huidobro: "[El General] Aguerrondo, Ballestrino, Ribas y toda la cohorte de militares que más o menos nueve años más tarde darían efectivamente el golpe, comenzaron a intentarlo en 1964".

 (8) Estas afirmaciones no soportan el menor embate de los hechos. Aunque existieron tensiones polí¬ticas, Aguerrondo -un General ultracionalista, sí¬- sería candidato democrático por el Partido Nacional en las elecciones de 1971, pero no alcanzó la mayoría. Ni Aguerrondo, ni los otros oficiales mencionados participaron en el golpe de 1973 ni en 1976. Y finalmente, pero no menos importante: cuando realmente ocurrió el golpe de estado, los Tupamaros ya no estaban para combatirlo. Los mismos Tupamaros, en un documento fechado en 1967, afirmaron que "las Fuerzas Armadas estaban despolitizadas".

 (9) ¿Y entonces? ¿Por qué surgió realmente este Coordinador? Dice el Coronel Sergio L. D'Oliveira: "Al iniciarse la década del 50, las distintas tendencias de extrema izquierda mantenían relaciones entre sí realizando reuniones periódicas (...) Estas reuniones dan lugar, a principios de los años 50, a las llamadas "discusiones programáticas", surgiendo en función de ellas dos grupos de tendencias: las tendencias "revolucionarias" y las tendencias "reformistas" (...) "Revolucionarios" [son] aquellos que propician la lucha armada como estrategia para la toma del poder, y "reformistas" los que preconizan acciones en el campo polí¬tico-sindical para lograr los mismos fines (...) "Estas diferencias de opinión, cada vez más marcadas y violentas en el cuadro de los acontecimientos nacionales, producen serias divergencias, particularmente entre los elementos pertenecientes al PS [Partido Socialista] y al PCU [Partido Comunista Uruguayo] (...) "No solo se producen grietas entre las diversas fracciones de la extrema izquierda: en 1962, sumado al desastroso resultado que significa para el PS las elecciones (27.000 votos frente a casi 40.000 del FIDEL (Frente Izquierda de Liberación), también se constata una división interna en el PS, la cual tiene como consecuencia que un grupo, aún sin separarse del partido, forme una fracción radical llamada "Organismo Coordinador" (...) "Dentro de ese organismo se sigue la tendencia ya establecida de discutir las diversas formas de lucha y llevar a cabo las planificaciones consiguientes, lo cual se realiza en el más absoluto secreto buscándose los nuevos órganos capaces de llevar adelante la lucha armada (...) Lo que une a los militantes en esa época es exclusivamente la expectativa de la acción militar. El organismo no enuncia pues políticas, sino conceptos prácticos de acción. "El PS pese a que oficialmente no se da por aludido ni reconoce a este nuevo "Coordinador", lo apoya extraoficialmente, vislumbrando la posibilidad de capitalizarlo en su provecho. Ya a esta altura también él está buscando su "brazo armado"

 (10). Volviendo al texto de Historia Reciente, este indica lo siguiente: "La creciente frustración de expectativas, las dificultades de los políticos tradicionales para encontrar soluciones y el aumento de los problemas sociales los fueron convenciendo de que solo un cambio profundo permitirí¬a mejorar las cosas. Estimulados por una generación de intelectuales que no querían entender ni aportar soluciones al país que habí¬an heredado de sus padres, sino solamente romper con él, se embarcaron en el ejercicio de la utopía y del voluntarismo (....) "Pensando de este modo, en ruptura con su propio pasado y en conflicto con las dirigencias tradicionales del paí¬s, la generación "sesentista" terminó enamorándose del poder: no habría ninguna solución para el país hasta que ellos mismos estuvieran al mando. La tarea inmediata era derribar lo anterior (...) "Pero las expectativas creadas en la izquierda no se cumplieron. El Partido Nacional volvió a ganar las elecciones con el 46,5 por ciento de los votos(...) El voto de izquierda apenas había superado el 6 por ciento del total. "Esos resultados tuvieron un fuerte impacto sobre el estado de ánimo de algunos militantes de la izquierda radical. Simplemente podrían haber llegado a la conclusión de que la inmensa mayoría no apoyaba sus propuestas, pero lo que concluyeron fue que la ví¬a electoral debía ser abandonada. El objetivo era llegar al poder y eso no se discutía" (11). La cuestión fue que cuando los tupamaros sintieron que la población rechazaba sus métodos, entonces pasaron de ser violentistas a criminales.

 Citas: (1) Alfonso Lessa; La revolución imposible; Ed. Fin de Siglo; Uruguay; 2002; pág. 19. (2) Idem. (3) Idem; pág. 65 (4) Historia Reciente; Diario El Paí¬s; Uruguay; 2007; Fascí¬culo 19; pág. 7 (5) Alfonso Lessa; La revolución imposible; Ed. Fin de Siglo; Uruguay; 2002; pág. 63. (6) Raúl Vallarino; Expediente Nardone; La CIA en Uruguay; Editorial Planeta; Montevideo; 2007; pág. 74. (7) Historia Reciente; Diario El Paí¬s; Uruguay; 2007; Fascí¬culo 19; pág. 11 y 12 (8) Historia Reciente; Diario El Paí¬s; Uruguay; 2007; Fascí¬culo 19; pág. 13. Cita de libro Historia de los Tupamaros; Banda Oriental; Montevideo; 2006, el cual es muy posterior a los hechos. (9) Idem; pág.14. (10) Cnel. Sergio L. D'Oliveira; El Uruguay y los Tupamaros; Ed. Centro Militar; Volumen Nº 81; Montevideo; 1996; pág. 35 y 36. (11) Historia Reciente; Diario El Paí¬s; Uruguay; 2007; Fascí¬culo 19; pág. 14 y 15. Extaido de Uruguay Militaria. http://www.uruguaymilitaria.com/